Sin lugar a dudas, la máxima contribución al tratamiento de los acúmulos grasos del organismo (lipodistrofia) que se ha producido a lo largo del siglo XX ha sido la liposucción. Hasta la aparición de la misma tan sólo se podían tratar estos acúmulos mediante la extirpación directa, ocasionando unas secuelas cicatriciales que en la mayoría de las ocasiones ofrecían resultados muy deficientes a los pacientes. Los pioneros en las técnicas de liposucción fueron Fischer e Illouz. Estos cirujanos utilizaban aspiradores con cánulas de gran tamaño que producían aspiraciones poco homogéneas sin realizar ningún tipo de infiltración, lo que ocasionaba pérdidas hemáticas muy importantes que limitaban la utilización de esta técnica. Era lo que se denominaba liposucción seca. Más tarde Fournier...
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